Los aficionados y su patología de ver observar la muerte
De acuerdo a un estudio realizado por Cecilio Paniagua titulado Psicología de la afición taurina, es interesante observar cómo el fenómeno de la tauromaquia puede afectar la psique de sus espectadores. La tauromaquia, de acuerdo a este estudio, cumple la función de desahogo y proyección de pulsiones instintivas reprimidas, especialmente de índole sádico, es decir, el aficionado da por hecho y como parte de espectáculo taurino el dolor, la sangre y la muerte, ya sea del toro, el torero o cualquiera de su cuadrilla e incluso los caballos, que en ocasiones son corneados por el toro.
Desde el punto de vista del Psicoanálisis se desarrolla una lucha interna entre el “Ello", que es parte de los instintos y el “Súper Yo”, que maneja la conciencia. Existe la disyuntiva interna de que incluso el torero sea corneado por el toro en algún momento de la faena, todo un placer culpable. De no ser así no sería comprensible el cuestionamiento y el reclamo que se le hace al torero en la plaza cuando no se “arrima” al toro, que no arriesga lo suficiente su vida en la faena o en su caso que no sabe matar adecuadamente.
Desde el punto de vista semántico también resulta interesante el analizar los nombres o vocativos que se utilizan en la fiesta brava. Términos como “matador”, “picador”, “banderillero”, etc, son factores que influyen en la manera de ver el espectáculo taurino y en los aspectos psicoanalíticos antes mencionados.
En la lucha constante que existe entre la gente que está a favor y en contra de la llamada “fiesta brava”, los argumentos que más se exhiben son aquellos que hablan del sufrimiento animal y las cuestiones culturales que determinan si las corridas de toros son objetos culturales y si merecen, por su trascendencia, ser promovidos o extinguidos por las generaciones futuras.
Sin embargo, existen estudios más allá de los planteamientos citados, que examinan a fondo el fenómeno de la tauromaquia desde una perspectiva a la que pocos ponen atención y que, hay que decirlo, está respaldada en la investigación científica y el Psicoanálisis.
Los toreros, suicidas en potencia
El 13 de noviembre de 2003, se dio a conocer la noticia de que el matador de toros mexicano David Silveti se había suicidado de un balazo en la cabeza, a los 48 años de edad, en su domicilio, ubicado en la ciudad de Salamanca, estado de Guanajuato, México. Aunque no se tenía conocimiento a ciencia cierta de las razones que lo llevaron al suicidio, en las investigaciones se destacó que el torero se encontraba en una seria depresión provocada por haberse retirado de los ruedos.
Por desgracia David Silvetti no era el único de los toreros que habían tomado la decisión de quitarse la vida. Años atrás, en 1962, Juan Belmonte, quien es considerado el padre del toreo moderno falleció a los 70 años exactamente de la misma causa.
¿A qué se deben las tendencias suicidas de los toreros?
De acuerdo a estudios psicológicos todo aquel que arriesga su vida o busca el desafío al peligro tiene tendencias suicidas subconscientes. Desde la lógica que ofrece un equilibrio mental sano una persona sólo arriesga su vida cuando está en un peligro que la podría poner en entredicho, es decir, situaciones límite en las que no hay otra opción.
En el mundo moderno existen otras razones que ya bordean el límite de la salud mental y que a veces entran en la patología. Por dinero, por honor, porque ha sido lavado el cerebro por los que le dominan. Como ejemplo claro están los ejércitos, en los que los soldados son empujados a morir por defender a su país, pues les han inculcado que su vida no vale nada en comparación con la existencia de su patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario