domingo, 29 de mayo de 2016

INFORME TÉCNICO VETERINARIO

CONCLUSIONES

El reconocimiento empírico de que los animales pueden experimentar sensaciones de dolor, angustia y sufrimiento implica definir como moralmente injustificable cualquier daño intencionado que se les provoque.
En el caso de los espectáculos con vaquillas y vacas, el padecimiento -tanto psíquico como físico- de los animales es una realidad constatable, agravado por el hecho de que los individuos que se utilizan en estos festejos suelen ser animales jóvenes básicamente indefensos. Aunque en este tipo de actividades no se les provocan heridas, podemos decir que, a pesar de ello, los daños musculares, el sufrimiento respiratorio y el estrés son muy similares a los que sufren los animales en una lidia clásica.
Además, durante este tipo de espectáculos, suelen producirse cobardes burlas y vejaciones hacia los animales, todo ello ante la presencia de menores. La inmediata y nefasta consecuencia de todo esto es la destrucción de la empatía de estos niños, que incorporan a su personalidad unos valores totalmente aberrantes que perdurarán en el futuro por normalización en sus conciencias del maltrato animal.
El toreo de vacas y vaquillas, y la suelta en el entorno urbano, sin duda alguna, constituyen otra más de las múltiples  manifestaciones de maltrato animal en nuestro país. Por tanto, este tipo de  espectáculos debería dejar de estar permitido en toda localidad que se precie de brindar respeto, protección y trato digno a los animales.
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